Los trabajos del futuro no solo deben ser verdes, sino con diversidad
Hace pocos meses se publicó uno de los informes más importantes e históricos sobre el cambio climático. Titulado como Cambio Climático 2022: Mitigación, y firmado por más de 200 científicos de alrededor del mundo, el documento señaló que, para el año 2019, el 34% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se habían liberado a la atmosfera venían del sector energético, convirtiéndose en el mayor responsable detrás del cambio climático.
Ante esto, alertaban que si se quería alcanzar la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C para finales de siglo – cifra que si se supera podría ser catastrófica, según los científicos – el uso del carbón a nivel mundial debía caer entre un 67% y un 82% para 2030. Mientras que para el petróleo y el gas, su consumo debía reducirse inmediatamente para el caso del primero, y reducirse para 2050, para el segundo. La solución, recordaban, estaba en invertir más en energías renovables alternativas.
Algunos países, como Estados Unidos, ya han planteado promesas para cambiar este escenario. A mediados del año pasado (2021), el presidente Joe Biden se comprometió a que, para 2035, crearía un sector energético que no genere contaminación por carbono y, para 2050, tener una economía cero emisiones netas. Pero más allá de la voluntad, estos cambios vienen con un desafío: crear una mano de obra que sepa de energías renovables, incluyendo personas que migren del sector de petróleo, gas y carbón al de energías más verdes.
Actualmente, sin embargo, en Estados Unidos los “trabajos verdes y limpios”, como también se conocen, están dominados por hombres blancos. Según el reporte Help Wanted, Diversity in Clean Energy, elaborado por seis organizaciones cercanas a este sector, mientras el 61% de los trabajadores son blancos, el 16.5% es latino e hispano, y un 8% es afro. Últimas cifras que están por debajo del promedio mundial. Además, las mujeres representan solo el 30% de trabajadores en energías limpias, a pesar de que son el 48% de la fuerza laboral del país.
Así que uno de los desafíos de Estados Unidos, más allá de generar esta mano de obra, es que sea una diversa. Primero porque, como lo dice Justin Ethington, miembro del consejo de Forbes en un artículo publicado por esta revista, esa falta de diversidad en el sector “repele a los trabajadores jóvenes, ahuyenta a los trabajadores existentes y apaga el entusiasmo de los trabajadores que, de otro modo, estarían comprometidos y serían productivos”.
Y, segundo, porque una fuerza laboral diversa puede significar una mejor relación con los consumidores o clientes. "Cuando al menos un miembro de un equipo tiene rasgos en común con el usuario final, todo el equipo entiende mejor a ese usuario. Un equipo con un miembro que comparte la etnia de un cliente tiene un 152% más de probabilidades que otro equipo de entender a ese cliente”, encontró una investigación liderada por Harvard Business Review.
Así que la transición debe ser justa y diversa o no será. Sobre todo, cuando se tiene en cuenta que los trabajadores de las energías limpias ganan salarios más altos y equitativos en comparación con otros trabajadores de Estados Unidos. En este sector, ha señalado The Brookings Institution, el salario medio por hora supera la media nacional entre un 8 y un 19%.
Nuestras Historias
En esta serie nos conectamos con organizaciones y líderes ambientales que están trabajando activamente en los desafíos ambientales relacionados con la conservación y el cambio climático. También destacamos temas relacionados con la participación política a nivel local y nacional, y recursos para posibles oportunidades profesionales en áreas de conservación, ciencias ambientales (geociencias) y la "economía limpia".